El hecho ocurrió el sábado pasado en el santuario de osos Berne Bear Park, de Suiza, cuando un joven de 25 años escaló las paredes del hábitat de los osos pardos y se lanzó desde la pared de casi siete metros de altura hacia el interior de la guarida de los animales, informó el sitio inglés Daily Mail. Según se supo más tarde, el hombre padecía retraso mental por lo que no fue acusado de ningún delito.



Sin embargo, su accionar podría haberle costado su vida y la del oso Finn, de cuatro años, quien lo atacó y casi lo come vivo. Al ver saltar al hombre adentro del foso, los guardias del parque llamaron a la policía, que llegó con municiones de 9 mm expansivas, que se fragmentarían en el cuerpo del oso si tenían que dispararle.Al ver como el animal sarandeaba al humano de un lado al otro, la policía abrió fuego y una de las balas impactó justo en el pecho de Finn. Sólo entonces pudieron rescatar al hombre, que todavía se encuentra internado con heridas graves en una pierna y los brazos.



El oso Finn, mientras tanto, sigue con la bala alojada en su cuerpo, y como ya se desfragmentó la operación es altamente riesgosa. El público del parque tomó partido en el asunto... para apoyar al oso, a quien ya le dejaron numerosos ramos de flores y potes de miel.