Si bien aún no hay muchas especificaciones, especialistas prevén que de cara al contribuyente sea el ARCA el que absorba las principales funciones del ente recaudador.

El Gobierno confirmó la disolución de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), y la creación de su reemplazo que será la Agencia de Recaudación y Control (ARCA). En medio del revuelo por la medida crecen las consultas de los contribuyentes alrededor de qué pasará con los impuestos, el monotributo y hasta la factura electrónica.

La medida anunciada por el vocero presidencial Manuel Adorni implica de movida una reducción del 45% en las autoridades superiores y un 31% en los niveles inferiores y estima un ahorro de $ 6.400 millones. "La creación de ARCA tiene como objetivo la reducción del Estado, la eliminación de cargos innecesarios, la profesionalización del ente, la destrucción de los circuitos corruptos, y la mejora en la eficiencia de la recaudación y el control aduanero", señaló el poder Ejecutivo en un comunicado enviado este martes a la prensa.

El anuncio sobre el nuevo ente estatal que también quedará a cargo de Florencia Misrahi (hoy titular de la AFIP) genera cierta inquietud entre los contribuyentes, aunque ante la consulta de Clarín, a priori, los contadores estiman que el ARCA absorberá todo lo que tiene que tenga que ver la gestión de los distintos tributos.

Para Guillermo Tejeiro y Ariadna Artopoulos, ambos socios del área impuestos de Bomchil, "resulta muy positivo el reemplazo de la AFIP por una estructura más simple y eficiente".

En ese sentido, resaltaron que "el desafío no es sencillo si se pretende que la nueva Agencia siga administrando el sistema tributario, aduanero y de los recursos de la seguridad, ya que si bien tienen objetivos comunes plantean también desafíos diversos: presencia en todo el país, interrelación con otros organismos del gobierno nacional y administraciones tributarias locales, entre muchos otros".

"En los últimos años la relación con los contribuyentes es prácticamente exclusiva a través de la tecnología, y si bien han mejorado los tiempos de respuesta, muchas veces no se reciben las respuestas adecuadas ni se logra saber los motivos de los rechazos por falta de canales adecuados de comunicación con los contribuyentes y capacitación de los empleados", explicaron. Y concluyeron: "Si bien es un organismo que cuenta con profesionales idóneos para ocupar altos cargos, en general, son interinos y no surgen de concursos. Esto debería cambiar a partir de la creación de la nueva agencia de recaudación".

Otro especialista, sumó que "los contribuyentes no deberían sufrir ningún tipo de implicancia porque la parte fiscal seguirá estando. La DGI y la Aduana se van a mantener, lo que implica que por ahora no habrá cambios en la cuestión recaudatoria, es simplemente una reducción en la cantidad de funcionarios de AFIP".

De esta manera, "desde el punto de vista del contribuyente, salvo que esto empiece a generar trastornos en los aplicativos, caída en los aplicativos, no va a tener ningún tipo de impacto en el impuesto que tienen que pagar".

Para Alberto Mastandrea, Socio de Impuestos & Legales, BDO en Argentina, la medida tiene una pata económica y una motivación política. "Desde una perspectiva económica, la principal motivación detrás de la medida parece ser la búsqueda de un mecanismo para discontinuar ciertos privilegios salariales y beneficios laborales que, en la visión del Gobierno, ya no se corresponden con la realidad económica que atraviesa el país. La AFIP, un organismo que ha gozado históricamente de condiciones laborales excepcionales para sus funcionarios, está en el centro de este ajuste".

"Aunque las motivaciones económicas están claras, no se puede soslayar que esta decisión también tiene un fuerte componente político. La AFIP ha sido durante años un organismo de gran relevancia dentro de la estructura estatal, y cualquier modificación en su funcionamiento tiene profundas repercusiones en el equilibrio de poder dentro del Estado. En un contexto político donde se buscan señales de austeridad y eficiencia, el cambio en la AFIP parece responder a una estrategia para mostrar capacidad de ajuste frente a una crisis que no cede".

Por otro lado, la decisión también puede interpretarse "como un revés para los sindicatos que, históricamente, han tenido gran influencia en el sector público y en la AFIP en particular". El desmantelamiento del organismo podría diluir su poder de negociación y permitir una mayor flexibilidad para la implementación de cambios laborales que hasta ahora habrían sido difíciles de implementar.

CLARIN.